Cuando el dolor de la espalda o del cuello se hace presente, la actividad normal se ve alterada. Y si no se atiende a tiempo, los síntomas pueden empeorar y se requiere con urgencia acudir al médico.
Las causas para el dolor de la espalda y el cuello varían desde problemas hereditarios hasta consecuencias de un trabajo con exigencias físicas, un accidente o una enfermedad. Si bien la mayoría de las veces se resuelve solo, es importante no ignorarlo cuando es persistente.
De acuerdo con el doctor Mohamad Bydon, neurocirujano de Clínica Mayo en Estados Unidos, el dolor es la forma que emplea el cuerpo para advertirnos de que algo anda mal.
«En la espalda y el cuello, la columna vertebral está compuesta por muchas articulaciones, las cuales pueden degenerarse y provocar dolor. Cuando éste no se resuelve en cuestión de tres o cuatro semanas, los síntomas empeoran o aparecen nuevos, como entumecimiento, hormigueo o debilidad en el brazo, la mano, la pierna o el pie», sostiene el especialista.
Se recomienda acudir al médico especialmente en los siguientes casos:
-Dolor se presenta después de un traumatismo, como un accidente automovilístico o una caída.
-Dolor intenso y se presenta acompañado por fiebre de 38 grados Celsius o más.
-Se pierde la fuerza en un brazo o una pierna.
-No se puede controlar los esfínteres del intestino o la vejiga.
-Hay dolor de cabeza, hormigueo o entumecimiento junto con el dolor del cuello.
Identificar los problemas de la espalda y el cuello mediante radiografías, imágenes por resonancia magnética u otros exámenes permite seleccionar con exactitud un tratamiento eficaz, que puede ir desde medidas de autocuidado hasta cirugía.
Medidas de autocuidado
Las compresas calientes o frías y los masajes pueden ofrecer alivio. Hacer estiramientos y ejercicios suaves ayuda a relajar la tensión muscular. Los analgésicos de venta libre permiten controlar el dolor, pero hay que tener cuidado con estos medicamentos y tomarlos solo en la dosis recomendada.
Fisioterapia
Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios específicos que sirvan para disminuir el dolor, reanudar las actividades y mejorar tanto la postura como la fuerza.
Intervenciones no quirúrgicas
Hay una amplia variedad de intervenciones que pueden tratar el dolor de la espalda y el cuello, como la acupuntura, la quiropráctica, las inyecciones para estimular los nervios y los medicamentos recetados.
Si estas alternativas no funcionan, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica. La cirugía no elimina por completo el dolor ni cura enfermedades, como la artritis que provoca el desgaste natural y propio de la edad de los huesos de la columna vertebral llamados vértebras, así como de los discos que sirven de amortiguadores entre las vértebras.
La cirugía puede ayudar cuando los nervios de la médula espinal están comprimidos, debido a cambios degenerativos en la columna vertebral. El cirujano extrae el hueso, el tejido dañado del disco o ambos. La cirugía para fusión permanente conecta dos o más vértebras y, de esa manera, elimina el dolor producido por el movimiento vertebral. Los tumores o las deformidades de la columna vertebral también pueden justificar la realización de una intervención quirúrgica.
Los avances tecnológicos, como las cirugías guiadas por imágenes o por robot, continúan mejorando los resultados que se obtienen en los pacientes con las intervenciones quirúrgicas de la columna vertebral.
El doctor Bydon recomienda buscar una segunda opinión para la elección del cirujano y el mejor método de cirugía.
Hábitos sanos para evitar el dolor
-Hacer ejercicio con regularidad fortalece los músculos, las articulaciones y los huesos que sostienen la espalda y el cuello. El ejercicio también ayuda a mantener un peso sano, lo que significa menos tensión sobre la espalda y el cuello. Hay que empezar a hacer actividad física de forma lenta. Por ejemplo, caminar, bailar, practicar yoga, nadar, andar en bicicleta. Intentar con 30 minutos, por lo menos, de actividad física moderada durante la mayoría de los días de la semana.
-Mantener una buena postura es también importante. Sea que esté de pie, sentado o levantando algo, una mala postura lleva a debilidad y tensión en los músculos, así como a excesivo estiramiento de los ligamentos y más tensión sobre la columna vertebral. Hay que evitar encorvarse.
-También es relevante tener hábitos sanos, como dormir bien y aplicar técnicas de relajación.