Reportaje

A la espera de las vacunas chilenas contra el Covid 19

Dos proyectos están próximos a comenzar los estudios clínicos en humanos. En la Universidad Austral se realizarán ensayos de eficiencia y toxicidad del nano-anticuerpo W25 de la alpaca Buddha, mientras el equipo investigador de la Universidad Católica, IMII y BMRC, está trabajando en una vacuna para ser utilizada desde el nacimiento, lo que la distinguirá de todas las otras tecnologías en desarrollo en el mundo.

Distintas voces aseguran que el Covid 19 llegó para quedarse. Mutando y creando nuevas variantes, ya ha aparecido en Sudáfrica, Brasil e Inglaterra. Nadie sabe lo que pasará en los próximos años, pero algunos ya se preparan para abordar esta pandemia. Y los investigadores chilenos no están ausentes en esta causa. Ya se conocen iniciativas que prometen una respuesta.

Como ha ocurrido en muchos descubrimientos científicos, el azar jugó un papel importante hace más de 30 años, cuando biólogos de la Universidad de Bruselas observaron en los componentes sanguíneos de dromedarios un grupo nuevo de anticuerpos, más pequeños y simples que los habituales.

Hoy, se sabe que las especies camélidas (camellos, dromedarios, alpacas, llamas, vicuñas y guanacos) y algunas especies de tiburones, poseen dos tipos de poblaciones de anticuerpos: de 4 fracciones, esquematizados en una Y, y de 2 fracciones, en los cuales su epítope (parte del antígeno reconocido por el sistema inmunitario) es conocida como nano-anticuerpos o nanobody.

El doctor Alejandro Rojas Fernández, principal investigador de Espacio CISNE de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile (UACh), explica que este descubrimiento fue muy relevante, debido a que la producción de anticuerpos convencionales es muy engorrosa. «Pero estos nano-anticuerpos más sencillos pueden hacer el mismo trabajo, con igual efectividad y se producen de manera más fácil».

Los nano-anticuerpos tienen múltiples aplicaciones en el diagnóstico de enfermedades (ELISA, Inmunohistoquímica, Test rápidos de flujo lateral, Imagenología, etc.), así como también en el tratamiento de enfermedades bacterianas, virales, fúngicas, inmunológicas, neurológicas, oncológicas, entre otras.

Existe un gran número de nano-anticuerpos en desarrollo (mono/multiespecíficos) que se encuentran en diferentes etapas de investigación pre-clínicas y clínicas; procedimiento necesario para su aprobación sanitaria y comercialización.   

El doctor Rojas comenta que la Universidad Austral dispone desde 2016 de una plataforma tecnológica de generación de nano-anticuerpos para combatir virus emergentes, que se desarrolló tras la adjudicación del Fondo de Innovación para la Competitividad de la Región de los Ríos; proyecto que buscaba generar específicamente nano-anticuerpos contra el virus hanta.

Gracias a esta iniciativa se logró adquirir ejemplares camélidos y traer esta tecnología al país. A la fecha, se ha generado una gran cantidad de nano-anticuerpos para el quehacer científico propio y de colaboradores, para el diagnóstico y terapia de enfermedades humanas, como Parkinson, cáncer de mamá, cáncer de próstata, enfermedades por virus (nipah, dengue, sika, entre otros) y para enfermedades animales (parvovirus canino y aquellas que afectan a la industria salmonera chilena).

La alpaca Buddha

La Universidad Austral de Chile integra la coalición coreana KOICID, una red internacional con más de 15 países, cuya visión es responder a las crecientes problemáticas mundiales de enfermedades infecciosas (diagnóstico, tratamiento y métodos de prevención).

«Justamente por ello, nos enteramos del nuevo virus SARS-CoV-2 que estaba afectando a China en diciembre de 2019. Con este aviso desde oriente y nuestra experiencia con nano-anticuerpos es que volcamos todos nuestros esfuerzos en generar de forma rápida un nano-anticuerpo en uno de nuestros ejemplares camélidos, que pudiera aportar al combate de esta nueva enfermedad», aclara  el académico.

En tres meses, desde la alpaca Buddha, pudieron aislar y generar en laboratorio un set de nano-anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2. El de mayor importancia es el denominado W25 que ha sido dado a conocer en la revista Scientific Reports.

Doctor Alejandro Rojas, principal investigador Espacio Cisne de la UACh.

Actualmente, se trabaja con la colaboración de los doctores Alberto Amarilla y Daniel Watterson,  de la Universidad de Queensland en Australia, quienes han ayudado en la determinación de algunos de los resultados pre-clínicos.

«Se ha determinado la afinidad del nano-anticuerpo W25 a la proteína S del virus SARS-CoV-2, también conocida como Spike o Espiga. A su vez, ellos han evaluado la capacidad de neutralización del nano-anticuerpo frente a la infección del virus SARS-CoV-2 en ensayos de cultivo celular. Estas determinaciones inicialmente se realizaron utilizando el virus detectado por primera vez en Wuhan en 2019. Sin embargo, estas mediciones han sido reevaluadas en función de las variantes mundiales que han ido apareciendo alrededor del mundo producto de las mutaciones del virus, como la sudafricana, británica y brasileña», recalca el doctor Rojas.  

Próximamente, se comenzará con los ensayos de eficiencia y toxicidad del nano-anticuerpo W25 gracias a la colaboración de la doctora Kellie Ann Jurado, de la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos. Con esto se daría por terminada la etapa de ensayos pre-clínicos y, de ser exitosos, se continuaría con el desarrollo de las fases de ensayos clínicos en humanos.

«Estimamos que la producción del nano-anticuerpo W25 en calidad GMP para la realización de los ensayos clínicos tomara aproximadamente seis meses. Ya con este producto podemos hacer la presentación en el Instituto de Salud Pública (ISP) para comenzar con los ensayos clínicos de fase 1 con personas sanas para determinar dosis/administración segura y sin riesgos. Luego pasaremos a la fase 2, con personas que lamentablemente han adquirido la enfermedad, para evaluar la eficiencia del tratamiento con la dosis/administración seleccionada en la etapa anterior», plantea el facultativo.

Usando antígenos de SARS-CoV-2

Hace un año y cuatro meses, que también se está desarrollando en Chile una «vacuna candidata» contra el Covid 19 a cargo de la Universidad Católica, investigadores del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII) y el Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico Molecular (BMRC, por sus siglas en inglés).

El equipo, liderado por el doctor Alexis Kalergis, transferirá a esta investigación la experiencia acumulada en la última década en el desarrollo de vacunas contra el virus respiratorio sincicial (VRS), contra el cual crearon la primera inmunoterapia en el mundo, y el metapneumovirus humano (MPVh), que actualmente se manufactura en más de 25 mil dosis en Estados Unidos. Ambos agentes virales son dos de los principales causantes de neumonía por infecciones respiratorias.

Doctor Alexis Kalergis, director IMII.

Según Kalergis, director del IMII, la exitosa fórmula contra dichos virus podría ser útil contra el Covid 19. Los investigadores utilizan antígenos o fragmentos de antígenos de SARS-CoV-2, deducida desde su material genético. Se eligió este mecanismo, de acuerdo con su capacidad de generar una respuesta inmune favorable para la eliminación del virus, en ausencia de inflamación excesiva. Están desarrollando cuatro estrategias de vacunación utilizando estas proteínas, que básicamente consisten en diferentes combinaciones de ellas junto a moléculas inductoras de la respuesta inmune.

El proyecto se encuentra en etapas de experimentación en modelos de base in vitro que apuntan a determinar las propiedades y características de estas vacunas candidatas. Después de los análisis preclínicos y acorde con las buenas prácticas y normativas que exige el Instituto de Salud Pública y las agencias regulatorias internacionales, se debe evaluar su seguridad e inmunogenicidad por medio de estudios clínicos, que podrían concretarse este año.

El doctor Kalergis sostiene que esta vacuna será distinta, ya que está pensada para ser utilizada desde el nacimiento, es decir, inmunizar desde el inicio de la vida contra el coronavirus y eso la distinguirá de todas las otras tecnologías en desarrollo, ya que gran parte de la discusión en torno a la inmunización se ha dado en la población adulta.

Recursos

Las investigaciones no obstante suelen toparte con el factor económico. El doctor Rojas señala que la plataforma tecnológica de generación de nano-anticuerpos contra virus emergentes de la UACh ha sido apoyada desde sus comienzos por el gobierno y el Consejo Regional de la Región de los Ríos, incluso antes de que el Covid 19 arribara al país.

Recientemente,  el gobierno regional aportó $200 millones para continuar con la investigación en la etapa de ensayos pre-clínicos.  No obstante, comenzar con los estudios clínicos en Chile requiere varios millones de dólares.

«También hemos recibido el apoyo económico de KOICID, que se destinó a la búsqueda y generación de nano-anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2, en conjunto con la investigación de los ensayos pre-clínicos y al mantenimiento de nuestros ejemplares camélidos», acota el académico.

Se ha contado además con el apoyo de múltiples instituciones científicas, farmacológicas y biotecnológicas internacionales que han creído en la investigación y gracias a las cuales se pudo avanzar en las etapas de ensayos pre-clínicos, con equipamientos y tecnologías de vanguardia. Entre ellas, la Universidad de Queensland en Australia, la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos y la Universidad de Copenhague en Dinamarca. Además, de Numaferm, empresa biotecnológica de producción de productos en calidad GLP/cGMP, y Aerogen, la empresa más grande de nebulizadores.

Por su parte, la investigación del equipo liderado por el doctor Kalergis obtuvo un fondo internacional de la compañía estadounidense 3M, para continuar con el desarrollo de la vacuna nacional contra el virus SARS-CoV-2,  que también es apoyado por la Fundación Copec-UC.

La empresa 3M realizó una convocatoria mundial para que las casas de estudio y centros de investigación postularan a estos recursos y a nivel latinoamericano fueron favorecidas la Universidad Estatal de Campinas (Sao Paulo, Brasil) y la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Para el doctor Kalergis, el trabajo colaborativo entre la comunidad científica es fundamental para superar esta pandemia. Y una de las formas sería que la información y los resultados de las investigaciones sean abiertos y disponibles para todos, sin restricciones, liberando los derechos de propiedad intelectual y facilitando el licenciamiento de productos claves.

Desafíos para Chile

Los limitados recursos de programas de financiamiento para desarrollar investigaciones en Chile es una de las principales dificultades que enfrentan los científicos.

«Nuestro país lamentablemente no invierte o invierte muy poco en el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, cuando hablamos de un desarrollo tecnológico de este nivel en el área de la biomedicina los financiamientos nacionales no logran abarcar los costos financieros de las etapas de ensayos pre-clínicos y clínicos necesarios para la aprobación por las entidades correspondientes, como FDA en Estados Unidos, EMA en la Unión Europea, ISP en Chile, etc., para llegar a término con un producto final comercializable y protegido a través de patentes», subraya el doctor Rojas. 

Agrega que es dramático que muchas ideas para investigaciones queden archivadas y no lleguen a término por la falta de recursos. En todo caso, Rojas considera que el problema de financiamiento en investigación es transversal y afecta a varias disciplinas, como la agricultura, medio ambiente, agua, suelo, ganadería, educación, sociología, informática, etc.

«Espero que uno de los aprendizajes que nos deje la actual pandemia del Covid-19 sea que debemos estar preparado para futuras emergencias. Factores como el cambio climático, pérdidas de ecosistemas naturales, la expansión de las urbes, el desplazamiento/migración de animales, la conectividad entre países, la movilidad humana, entre otros, son variables que pueden favorecer la aparición y propagación de enfermedades», añade el académico de la UACh.   

En este sentido, plantea que es de suma importancia que el Estado de Chile disponga de un Fondo Nacional para Enfermedades Biológicas, para poder afrontar futuras emergencias. Además, contar con un grupo de expertos nacionales e internacionales, que coordinen de forma rápida y oportuna la trazabilidad de enfermedades (diagnóstico), así como el desarrollo de vacunas y terapias, lo que daría al país un poco de autonomía biomédica. 

El doctor Kalergis concuerda en que es esencial que el país pueda impulsar la investigación científica conducente a nuevas tecnologías en el ámbito de la biomedicina a través de políticas públicas más efectivas y permanentes.

Actualmente, todos los medicamentos y vacunas suministradas a la población nacional son manufacturadas en el extranjero. Sin embargo, esto no sería lo más eficaz. En este sentido, recalca que los patógenos circulantes en nuestro país no son los mismos que hay en el hemisferio norte. Los virus están sujetos a tener muchas mutaciones y en cada región del mundo éstos son diferentes. Por esta razón, su propósito es diseñar vacunas y terapias para combatir infecciones de acuerdo con la realidad local.

“En Chile, tenemos un recurso humano de excelente nivel, conocimientos e innovaciones para finalmente dar un paso concreto hacia el desarrollo y manufactura de vacunas, diagnósticos y tratamientos para enfermedades de alto impacto, como las causadas por los virus respiratorios”, puntualiza.