Según un estudio de la Universidad de Edimburgo, la modificación gradual de la personalidad tendría algunos beneficios que volverían a los individuos más conscientes, agradables y menos neuróticos.
La pérdida de elasticidad de la piel, y con ello las arrugas, así como otros cambios menos evidentes pero molestos, como la aparición de pelos en otras zonas del cuerpo, el crecimiento de la nariz y orejas, la retracción de las encías y la pérdida de centímetros de altura, son algunas de las transformaciones físicas que vienen con los años.
Pero qué pasa con la personalidad, las emociones y los procesos psicológicos?
BBC News Mundo publicó los resultados de una investigación que tomó varios años y que concluyó que “no somos la misma persona durante toda nuestra vida». De hecho, se genera un cambio constante, que se hace muy notorio cuando se entra en la séptima y octava década de la vida.
Según el estudio, dicha modificación gradual de la personalidad tendría algunos beneficios que volverían a los individuos más conscientes, agradables y menos neuróticos.
Así, los niveles de los rasgos de personalidad de la llamada «Tríada Oscura» (maquiavelismo, narcisismo y la psicopatía) tenderían a disminuir, por lo que habrían menos comportamientos antisociales, como el crimen y el abuso de sustancias.
Es decir, los ancianos tendrían más control sobre sus emociones, mostrándose más altruistas y confiadas, con más fuerza de voluntad y mejor sentido del humor.
René Mõttus, psicólogo de la Universidad de Edimburgo, explica que las personas se vuelven más agradables y adaptadas socialmente. “ya que son cada vez más capaces de equilibrar sus propias expectativas de vida con las demandas de la sociedad».
Los psicólogos llaman a este proceso de cambio, que ocurre a medida que envejecemos, «maduración de la personalidad». Es una transformación gradual e imperceptible que comienza en la adolescencia y continúa al menos hasta la octava década y sería una tendencia transversal a todas las culturas humanas.
Algunos científicos piensan la personalidad podría estar genéticamente programada, tal vez incluso moldeada por fuerzas evolutivas. Por ejemplo, una investigación de Wiebke Bleidorn, psicóloga de la Universidad de California, considera que en culturas donde se esperaba que las personas asuman responsabilidades más rápido (en términos de casamiento o edad para empezar a trabajar), sus personalidades tienden a madurar más temprano.
Otras investigaciones plantean que la personalidad está intrínsecamente ligada al bienestar a medida que se envejece. Así, personas con un mayor autocontrol tienen más probabilidades de ser saludables en la edad adulta, las mujeres con niveles más altos de neurosis tienen más probabilidades de experimentar síntomas durante la menopausia.