El peso ecuado en
Si se presenta obesidad en la infancia, se tiene altas probabilidades de continuar en las mismas condiciones durante la edad adulta y exponerse a enfermedades crónicas como hipertensión arterial y diabetes a temprana edad.
El crecimiento (aumento de la masa) y el desarrollo (adquisición de mayor capacidad funcional de los sistemas del cuerpo) son características esenciales para lograr el potencial genético de un niño. Para ello, hay diversos factores externos, como el social y el ambiental, que se deben considerar, ya que influyen en el progreso.
Uno de ellos es el peso del niño, donde la gran tarea de los padres y cuidadores es lograr que sea adecuado durante toda la etapa de crecimiento y desarrollo del menor.
Pero ¿cuál es el peso ideal? Es un rango que se establece según la edad y la estatura del niño. En los adolescentes, también influye su grado de desarrollo puberal. “Lo ideal es llevar al niño al control sano con el pediatra para pesarlo, medirlo y colocar estos parámetros en las curvas de crecimiento que son usadas en Chile, las que han sido establecidas por la Organización Mundial de Salud”, indica la pediatra de Clínica Indisa, Jimena Yáñez.
Las curvas de crecimiento también establecen la tendencia de la progresión de ambos parámetros, es decir, la velocidad de crecimiento, lo que puede indicar problemas de malnutrición (por carencia o exceso) u otra enfermedad que afecte el desarrollo del paciente. Asimismo, permiten clasificar el sobrepeso y la obesidad según las variables matemáticas de desviaciones estándar con respecto a la media para cada rango de edad, talla y sexo.
Para mantener un peso saludable es necesaria una vida equilibrada, es decir, establecer una buena alimentación e impulsar hábitos de ejercicio diario.
Esto es más que el juego habitual, implica realizar caminatas, andar en bicicleta o en patines u otros deportes, e integrarlos en los hábitos de la familia.
Con respecto a la alimentación, la doctora Yáñez señala que es necesario bajar el consumo de “calorías vacías” presentes en golosinas (alimentos ricos en grasas saturadas y azúcar refinada), bebidas azucaradas y carbonatadas, así como los picoteos entre comidas y frituras y estimular el consumo de frutas y verduras así como alimentos variados en consistencias acordes con el desarrollo dental del niño y en cantidades apropiadas a su estatura.
Ahora que los niños están volviendo de manera gradual a las clases presenciales, es importante enviar colaciones saludables como frutas, huevo duro, líquidos sin azúcar o un lácteo bajo en grasas y azúcar.En algunos casos, las jornadas escolares se han visto reducidas por lo que se sugiere que enviar líquidos que pueden consumirse con una bombilla, sin retirar la mascarilla.
Si un niño o niña presenta obesidad, tiene altas probabilidades de continuar en las mismas condiciones durante su edad adulta y de exponerse a enfermedades crónicas como hipertensión arterial y diabetes a temprana edad.
“La obesidad crea un estado de inflamación crónica que complica la evolución de cualquier enfermedad infecciosa, como por ejemplo Covid 19. Además, deteriora en forma rápida el aparato locomotor e influye en la salud emocional, pues crea un ambiente de baja autoestima difícil de sobrellevar en la edad adolescente”, agrega la especialista.
Mientras antes se detecte el sobrepeso y obesidad en los niños, más rápido será el tratamiento y menores las complicaciones que le puede traer durante su desarrollo y crecimiento.
Si un paciente tiene sobrepeso, el pediatra dará indicaciones de alimentación y ejercicio. Si está con obesidad, se le recomendarán exámenes para detectar complicaciones asociadas, como dislipidemias o hipertensión, y será necesario probablemente incluir en el equipo de tratantes a una nutricionista que ayude a elaborar un menú saludable y a un pediatra especialista en nutrición que haga un seguimiento de la respuesta del metabolismo.