Un poco de calor -a través de los sabores picantes- en la comida podría ser una estrategia efectiva para reducir las calorías, según un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad Estatal de Pennsylvania, Estados Unidos.

Los científicos examinaron cómo el aumento de la «quemadura oral», como el sabor picante de ingredientes como el ají, afecta la cantidad de alimentos que las personas consumen durante una comida.

Los investigadores descubrieron que aumentar un poco el picante con el uso de ají seco ralentizaba la alimentación y reducía la cantidad de alimentos y energía consumidas en una comida, todo sin afectar negativamente la palatabilidad del plato.

El equipo realizó tres experimentos relacionados en un total de 130 adultos a los que se les sirvió uno de los dos almuerzos -ají de ternera o pollo tikka masala- en una de dos versiones: suave o picante. El nivel de picante se controló variando cuidadosamente la proporción de pimentón picante frente a pimentón dulce añadido a los platos para variar el calor, mientras se mantenía constante el sabor del ají.

Luego, los investigadores grabaron a los participantes para controlar sus comportamientos alimenticios. Se midió la cantidad de alimentos y agua consumidos, la duración de la comida, la velocidad de alimentación de gramos por minuto, la tasa de mordida, el tamaño de los bocados y las calificaciones recopiladas sobre el apetito, el gusto y el picante antes y después de la comida.

El estudio sugiere que la reducción en la ingesta está impulsada por cambios en los comportamientos de procesamiento oral. Los participantes comían las comidas más picantes más lentamente y una tasa de alimentación más lenta a menudo significa que la comida está en la boca por más tiempo, lo que puede ayudar a comer menos.