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Los riesgos de la interacción entre medicamentos y suplementos

Aunque parezca inofensivo tomar calcio con un suplemento de vitamina D para la osteoporosis y una vitamina múltiple que también contenga vitamina D puede elevar tanto el nivel del calcio en la orina que aumenta el riesgo de formar cálculos renales.  

Con la edad, se presentan más enfermedades de tipo crónico y algunas personas, a medida que envejecen, desarrollan deficiencia de ciertas vitaminas. Existe una variedad de medicamentos, sea de venta libre o bajo receta médica, de suplementos alimentarios y de vitaminas que alivian ciertos síntomas de patologías crónicas propias de los años que ayudan a mantenerse con salud.

En la actualidad, en el comercio es posible encontrar variados suplementos herbarios y otros productos que mejorarían la nutrición, así como las funciones físicas y mentales.

El doctor en farmacología Michael Schuh, del Departamento de Farmacología de Clínica Mayo en Estados Unidos, señala que el problema radica en el riesgo para el paciente de la probabilidad de una interacción entre medicamentos y suplementos.  

 “Por ejemplo, supongamos que una paciente a quien se le receta una estatina para reducir el colesterol ve un anuncio que promueve el arroz de levadura roja como una buena manera de controlar el colesterol y empieza a tomarlo. El arroz de levadura roja contiene por naturaleza lovastatina, que es una estatina natural. Sin darse cuenta, esta paciente empieza a duplicar la terapia con la atorvastatina recetada y comienza a presentar calambres en las piernas, dolores musculares y resultados elevados en los análisis de la función hepática debido a la interacción medicamentosa”, explica el especialista.

Si bien es importante hablar con el médico y con el farmacéutico acerca de lo que uno consume para evitar la administración excesiva de un medicamento, también es importante evitar que la cantidad presente en el cuerpo sea escasa.

 “Pensemos en los pacientes vegetarianos o veganos a quienes se les acaba de diagnosticar diabetes tipo 2. Estas personas suelen tomar un suplemento de vitamina B-12, porque no consumen carne, pero la terapia estándar para un diabético tipo 2 es con un medicamento llamado metformina, que puede agotar las existencias de vitamina B-12 en algunos pacientes. Por ello, al empezar con la metformina, estas personas requieren consumir más suplemento de vitamina B-12 que antes. Para complicar más las cosas, si estas personas ya toman o empiezan a tomar un medicamento contra el reflujo o las úlceras, como el omeprazol que reduce la producción de ácido estomacal, la deficiencia de vitamina B-12 empeora aún más, porque la vitamina B-12 necesita del ácido estomacal para su absorción”, comenta el doctor.

Asimismo, el especialista indica que existen otros ejemplos más de interacción entre suplementos y medicamentos recetados. Por ejemplo, tomar calcio con un suplemento de vitamina D para la osteoporosis y una vitamina múltiple que también contenga vitamina D puede elevar tanto el nivel del calcio en la orina que aumenta el riesgo de formar cálculos renales. Tomar un analgésico por dolor agudo o crónico cuando ya se administra un medicamento contra la ansiedad, como el alprazolam, puede derivar en pérdida de la conciencia y la situación podría ser aún peor si alguien consumiera una bebida alcohólica mientras tiene en su sistema el alprazolam y un narcótico.

Los suplementos herbarios constituyen un riesgo en los pacientes porque también afectan el metabolismo de los medicamentos y de otros suplementos. El resveratrol, que está presente en la cáscara de las uvas, generalmente se toma como suplemento antioxidante. Existe alguna evidencia respecto a que lentifica el metabolismo de ciertos medicamentos frecuentes y provoca efectos secundarios. El gingko biloba, que se emplea para la memoria, tiene un efecto antiplaquetario y en los pacientes que ya toman anticoagulantes, como warfarina o apixaban, aumenta el riesgo de sangrado intenso.

 “Cuando uno toma suplementos y medicamentos, sean de venta libre o bajo receta médica, hay que revisarlos una vez al año, por lo menos. Lo ideal es buscar una farmacia especializada o un farmacéutico, porque esos profesionales pueden identificar las posibles interacciones medicamentosas o las reacciones adversas causadas por los varios componentes de los medicamentos y colaborar con los proveedores de atención médica para evitar futuros problemas. Además, hay que hablar con el farmacéutico siempre que se añade un nuevo medicamento recetado a fin de revisar las prescripciones y los suplementos actuales e identificar cualquier inconveniente posible”, agrega el experto.