Investigaciones

Urbanización afecta la evolución de las especies

A nivel mundial se realizó una investigación sobre el trébol blanco, en la que también participaron científicos chilenos.

Un estudio multinacional publicado recientemente en la revista Science aborda cómo la urbanización a nivel mundial está alterando la evolución de las especies

La investigación, que contó con la participación de científicos chilenos del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), estudió el trébol blanco, una leguminosa nativa de Europa, norte de África y Asia occidental, que abunda en los parques, espacios rurales y en casi todas las ciudades del planeta.  

El estudio internacional -que forma parte del Proyecto de Evolución Urbana, GLUE- analizó más de 110 mil muestras de la planta (Trifolium repens) recopiladas en 160 ciudades del mundo pertenecientes a 26 países, demostrando que la especie es capaz de adaptarse a diferentes ambientes y condiciones climáticas y, particularmente, a los fuertes cambios impulsados por la urbanización en todo el mundo.

En Chile, la recolección de muestras de tréboles se focalizó en las ciudades de La Serena, Santiago, Temuco y Punta Arenas, que luego fueron analizadas considerando aspectos químicos y moleculares.

Paola Jara-Arancio, científica del IEB,  explica que la pregunta era cómo esta especie, que se desarrolla en tantos lugares, evoluciona en diferentes climas y hábitats, incluyendo zonas urbanas y rurales.  El equipo de GLUE observó un proceso muy particular: la producción de un compuesto llamado cianuro de hidrógeno (HCN), que es liberado por el trébol como mecanismo de defensa contra los herbívoros y para aumentar su tolerancia al estrés hídrico o falta de agua.

En ese contexto, los científicos descubrieron que los ejemplares que crecen en las ciudades producen menos de este ácido que los de áreas rurales  vecinas, patrón que se repite en distintos lugares del mundo.

“En zonas rurales, la producción de cianuro de hidrógeno otorga protección contra la diversidad de insectos, así que este rasgo es seleccionado y heredado. En cambio, en las ciudades hay menos vegetación y menos insectos, por lo que la producción del compuesto es menos necesaria y no confiere una ventaja, lo que hace que este rasgo tienda a perderse por falta de selección”, señala Ítalo Tamburrino, estudiante de doctorado de la Universidad de Chile.

Esta especie revela que en unos 200 años aproximadamente, ya se generó un proceso adaptativo y eso refleja que la evolución no sólo ocurre a escalas milenarias, sino también a escalas de tiempo cortas y simultáneas en diferentes ciudades. «Los mismos conjuntos de genes son seleccionados paralelamente y a eso lo llamamos evolución paralela”, recalca Tamburrino.

El trabajo también advierte que esta planta es un modelo para comprender cómo los humanos están moldeando drásticamente la evolución de las especies que los rodean. “La urbanización está transformando cada vez más los entornos rurales y naturales en singulares ecosistemas que la biodiversidad de la Tierra nunca ha experimentado y estos cambios están alterando la evolución de la vida. Si la adaptación a los entornos urbanos es común, esto podría tener efectos en cascada sobre las poblaciones y los ecosistemas”, sostiene el estudio.

Los autores, en tanto, advierten que los resultados de la investigación pueden ayudar a desarrollar estrategias más óptimas para la conservación de especies en peligro, mitigar los impactos de las plagas y contribuir al bienestar humano y a la comprensión de los procesos ecológicos y evolutivos.

“El estudio nos muestra que algunos organismos evolucionan de forma paralela y que una planta como el trébol está siendo afectado de la misma manera en todo el mundo, por la urbanización y la sequía. Por ello, cerrar los ojos frente a fenómenos como éstos o ante el cambio climático, es no entender que lo que ocurre en un punto del planeta nos afecta a todos”, asegura Jara-Arancio.