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Niños con síndrome de piernas inquietas

Este trastorno se describe como una sensación de que algo trepa o quema en los muslos, las pantorrillas o los pies.

Al igual que los adultos, los niños pueden tener sensaciones en las piernas que dificultan el quedarse o permanecer dormidos. Cuando esto se presenta con regularidad, podría tratarse del síndrome de las piernas inquietas, considerado como un trastorno del sueño.

Esta afección también se llama enfermedad de Willis Ekbom, por los apellidos de los médicos que la describieron por primera vez. «Se presenta en alrededor del 2 por ciento de los niños en edad escolar. Puede ser hereditario, de modo que es posible que el padre o la madre tenga estos síntomas”, explica la doctora Julie Baughn, de Neumología y Cuidados Intensivos en Clínica Mayo en Estados Unidos.

Este cuadro se describe como una sensación de que algo trepa o quema en los muslos, las pantorrillas o los pies. Los niños pueden describirlo como insectos o algo parecido. Al principio, puede ser complicado diagnosticarlo en los pequeños.   

La sensación se alivia temporalmente al levantarse y caminar, cambiar de postura o estirar las piernas.  

“Los síntomas del síndrome de las piernas inquietas normalmente empiezan por la noche, después de que la persona haya pasado sentada o acostada por un rato. También pueden ocurrir durante el día, cuando la persona está sentada, pero empeoran en la noche. A veces, los niños tienen estas sensaciones mientras están sentados en el automóvil o en el aula”, afirma Baughn.

En los niños, los síntomas pueden aparecer a los 5 o 6 años de edad. El trastorno de déficit de atención con hiperactividad puede coexistir en alrededor del 30 por ciento de los niños que presentan el síndrome.

Según la especialista, no es necesario hacer estudios del sueño, a menos que el niño sea incapaz de describir lo que siente. El tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas. Tomar un baño en agua tibia, masajear las piernas y aplicar compresas frías o calientes. Hacer con regularidad estiramientos y luego ejercicio moderado, así como establecer buenos hábitos para el sueño. Consumir cafeína, alcohol o tabaco desencadena o empeora los síntomas.

Los estudios muestran que consumir una alimentación con poco hierro puede contribuir al síndrome de las piernas inquietas.  Si se encuentra bajo, pueden ayudar las carnes rojas, verduras de hoja verde, frijoles o legumbres en general y pan, cereales o fideos fortificados con hierro. El médico también podría recomendar un suplemento de hierro, lo que suele ser la primera alternativa en el tratamiento de los niños.

En los adultos, cuando los cambios en el estilo de vida no son suficientes, existen medicamentos que pueden reducir los síntomas. De hecho, los investigadores creen que el síndrome de las piernas inquietas se vincula con poca actividad de la dopamina (sustancia química que envía mensajes desde el cerebro al cuerpo para controlar los movimientos musculares) en el sistema nervioso.

No obstante,  ciertos medicamentos pueden empeorar los síntomas, como algunas pastillas para dormir que son de venta libre y contienen difenhidramina, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antieméticos (contra las náuseas). Por ello, se debe consultar siempre con el médico especialista.